lunes, enero 09, 2006

Trigésimo primero paseo : Aura (1962) de Carlos Fuentes ; Madrid : Alianza, 1994
La primera vez que oí hablar de Aura fue hace muchos años .Fue a mi profesor de prácticas de redacción. La mención tuvo para mí un carácter totalmente sorpresivo , ya que comparó un escrito mío con la novela corta de Carlos Fuentes. Al parecer le había gustado mi escrito y decía que tenía muchas influencias del texto del escritor mexicano. Negué haberlo leído, como bien era cierto , y, por lo tanto, rechacé cualquier tipo de influencias. Él pareció mirarme extrañado. No acababa de creer algo que a todas luces le parecía imposible. Como siguió alabando durante un rato mi escrito, yo estaba contento, siempre es mejor que nuestros textos gusten y sean alabados a que nos los echen por tierra, claro está, pero dentro de mí, y pese a las alabanzas, surgió una desmesurada rebeldía, ¿ cómo era posible sufrir influencias de alguien que no habíamos leído? Pasado un tiempo busqué el libro en cuestión. No podía quedarme con esa intriga. Me encontré con una novela que, efectivamente, recordaba mucho al texto que por aquel entonces escribí. Las semejanzas no eran en el contenido, en la trama, sino en el estilo, en los giros y expresiones. Estaba escrita en segunda persona y se apreciaba la misma forma de novelar. Había mucha relación, como digo, demasiada ... Parecía un texto creado por la misma persona. Me quedé petrificado. La novela me gustó. Valoraba desde el punto de vista meramente subjetivo, sin entrar en las innovaciones que había supuesto la novela en el periodo en que fue escrita , ni si su autor pertenecía a las nuevas tendencias narrativas hispanoamericanas, al llamado "boom literario," no era importante por entonces para mí más que lo que ocurría conmigo y esa novela. Me sentía creador de ella sin haberla escrito, por aproximación, por lazos invisibles que anudaban mi atención, mi osadía en descubrirla, en desenmascarar la verdad... Desde ese día empezó a interesarme de manera extrema lo que escribía Carlos Fuentes. Leí todo lo que pude de él y cada vez me sentía más cercano a su estilo sin tratar de imitarlo, pero me salía, siempre me salía... ahora lo había leído y era normal, así lo entendía, pero la sombra de Aura estaba ahí, no podía olvidarlo, ¿qué ocurrió? No lo sabía, nunca podría dar respuesta, lo intuía, lo temía ...
La lectura de la novela me envolvía. Aura era una obra enigmática, una obra que, en su brevedad, tenía la capacidad de confundir, de sugerir, de hacer descubrir un mundo fantástico lleno de símbolos tenebrosos, de trasladarnos a un ambiente fúnebre y exquisito donde el erotismo es símbolo de la vitalidad, donde se intenta vencer a la muerte y su decadencia a través de la pasión amorosa.En esta historia había pocos personajes, unos aparecían físicamente (Montero, Aura, Consuelo...) y otros estaban ausentes (como el General LLorente que ya había muerto), pero que importaban sobremanera dentro de la trama.
Felipe Montero, el protagonista, empezaba a desplazarse después de ver un anuncio en un periódico. Un anuncio de un trabajo de historiador que consistirá (como le hará saber más tarde la propia señora Consuelo) en ordenar y corregir los papeles que dejó escritos su difunto marido el General LLorente. Felipe se dirigió al centro, a una calle antigua, la calle Donceles, en donde estaba la casa donde tenía que ir para encontrarse con el pasado, representado por Consuelo, una anciana consumida por el paso de los años, que mediante la hechicería, querrá convertirse en ella misma de joven, la sobrina Aura en el presente, y así reencontrarse con el amor pasional de su vida:su marido el General LLorente, el mismo Felipe Montero en quien se había reencarnado, según sabremos más tarde.
Toda la historia es urdida por Consuelo, verdadera conocedora de todo, quien utiliza a Aura como medio para conseguir sus propósitos para con Felipe Montero. Aura es una muchacha joven y bella de ojos verdes y cautivadores. Conseguirá enamorar a Felipe y de esta forma vivirán una historia de amor erótico en el presente con una sombra inquietante del pasado,algo que descubrirá consternado el lector .
Todo es misterio, oscuridad, tensión. Aparecen una serie de animales (como Saga, el conejo, el macho cabrío, los gatos, los ratones, el perro de la entrada...que acentúan ese carácter enigmático y aterrador que se respira en el ambiente. Los elementos más dispares se unen para presentarnos esa realidad extraña donde aparece la intriga, sólo desvelada al final de la novela, donde vemos cómo la señora Consuelo consigue reunirse con su esposo a través del cuerpo de Felipe, quien, a su vez, cree estar con Aura y se da cuenta aterrado de que no es así, que se encuentra en la cama con una mujer de cerca de cien años. Lograrán, de esta forma, reunirse dos amores rebasando las barreras del tiempo y de la muerte, utilizando distintas personalidades. Se establece un constante juego de dualidades: Consuelo-Aura, Felipe-LLorente, Aura- Saga. Y, de igual manera, un continuo ir de la fantasía a la realidad, de la realidad a la fantasía , del pasado al presente y de éste al pasado.
Aura es una novela llena de simbolismo, de magia. Son frecuentes los elementos simbólicos que son utilizados de manera sistemática. Por ejemplo la casa como centro del mundo. Es la imagen del universo. Es esa casa que el personaje principal siente como suya, donde encuentra paz y esperanza a la vez que tensión y perplejidad. Por otra parte la oscuridad física de la casa está vista como un dato más de lo que esa casa oculta relacionado con las mujeres que la habitan. El mundo femenino de esa casa aparece en la novela como algo acogedor pero amenazante. Los propios personajes femeninos, Aura y Consuelo, se convierten respectivamente en símbolos de la juventud y la vejez . Juventud perdida de la señora Consuelo y recuperada mediante la proyección de sus propios deseos a través de la figura de Aura. Serían innumerables los ejemplos que podríamos poner sobre este asunto y que no vamos a abordar por no extendernos demasiado. Será suficiente decir que el establecimiento de contrarios como luz, representado por Felipe (lo masculino), y sombra, Consuelo, representado por lo femenino, es una de las claves de la novela a mi manera de ver. Novela, cuanto menos, inquietante, si se me permite, pero sugerente e interesante.
Aún sigo dándole vueltas a la cabeza. Sigo sin resolver el porqué de todo esto. Quizás entonces se produjo un hechizo, algo mágico, y de nuevo el pasado volvió y la literatura se transformó y jugó su papel y escribí como otro sin conocerlo y tal vez alguien escribirá como yo sin conocerme, no importa lo famoso o desconocido que se sea. Es el juego de la historia de la literatura, las casualidades tal vez, no lo sé. Sólo acierto a decir que esto sirvió para que conociera a uno de los escritores que más me atraen, más me motivan a escribir, más me orientan, y exigen, por aquello de que lo que conocemos, comprendemos y admiramos es al final con lo que soñamos y a la vez lo que tenemos.

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8 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Interesante post Gatito, ya no sólo por la presentación de esa, parece ser, interesante obra; sino también por esa similitud y "aparente casualidad" con lo que escribiste. No me extraña que desde entonces te hayas sentido contagiado y atraído hacia la obra de Carlos Fuentes y se haya establecido entre vosotros un cierto nexo. Me apuntaré lo de Aura y me encantaría, aunque imagino que será mucho más difícil, el leer ese texto que escribiste y que ha sido el detonante de este post. Saludos.

lunes, 09 enero, 2006  
Blogger Manuel said...

Escribir es mágico y saber que alguien se parece a ti es impresionante, es como encontrarte un pariente cercano de repente y en la nada.
Muy buen escrito.
Saludos

lunes, 09 enero, 2006  
Blogger Santino said...

Esto me recordó un ensayo de Borges llamado "Kafka y sus precursores" que seguramente conocerás. Borges hablaba de la influencia de Kafka sobre autores anteriores al propio Kafka. Esta influencia retrospectiva no es un mero juego retórico o temporal. Una de las ideas que se perfila en el ensayo es que la influencia no sólo se produce en el escritor, sino en el lector. Es por eso que un lector es capaz de establecer relaciones entre dos escritores que no han podido conocerse.

Un saludo.

miércoles, 11 enero, 2006  
Anonymous Anónimo said...

...Puede coincidirse en el tema, en el título o parte del argumento, pero que haya dos escritores con el mismo estilo es algo inusitado. Si tú lo afirmas y así lo reconoces deberías indagar en otras lecturas de ese autor, ahora ídolo para ti. No me extraña que te atraiga... SALUDANDO:
LeeTamargo.-

sábado, 14 enero, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Hola, muchas gracias por tus palabras. Me alegro de que te gustase mi intervención en el programa de radio de Gatopardo y que te hayan gustado mis prosas.

Pienso que todos los que escribimos, mejor o peor, tenemos un escritor que de una forma u otra nos marcó o nos marca.

Un abrazo

miércoles, 18 enero, 2006  
Blogger Portobello said...

La literatura está en el aire y nos envuelve, y quedamos atrapados, incluso sin haber leído a un autor, de alguna manera él llegará a ti. Me gusta como escribes, lo haces muy bien. Por favor ponte en contacto conmigo y mándame un texto cortito,para leer en la radio. Mi email es blancavaz@gmail.com

Un abrazo.

miércoles, 18 enero, 2006  
Anonymous Anónimo said...

hola, agradecido con sus palabras,muchas gracias.

saludos:
juan carlos guerrero

miércoles, 18 enero, 2006  
Anonymous Anónimo said...

los autores a veces son los que se adelantaron a escribir por nosotros. Bueno, Borges nos dice que el quijote fue escrito por un francés...Menard... y que cada lector vuelve a escribir la obra. Incluso un texto viejo escrito por uno, tiene al leerlo el misterio de haber sido escrito por otra mano diferente...

un abrazo, grande

jueves, 19 enero, 2006  

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